La interculturalidad
requiere necesariamente de la comunicación. La comunicación, comprendida como interacción,
es vínculo y relación antes que cualquier otra cosa. Afirma Grimson (2001) que
“si comunicar es poner en común, cualquier proceso comunicativo presupone,
simultáneamente, la existencia y la producción de un código compartido y de una
diferencia”.
En la medida en que la
comunidad de vida sea mayormente compartida por los sujetos que interactúan, la
posibilidad de incrementar la eficacia de la comunicación y en particular de la
comunicación intercultural será también mayor, y en consecuencia, mayor
posibilidad habrá que emisor y receptor entiendan, asuman y aprehendan
recíprocamente el sentido y significado que tienen las cosas para cada uno de
ellos. Dicho de otra forma, “para que cualquier elemento que pueda ser
imaginado pueda devenir efectivamente un significante es imprescindible que
haga sentido en el interior de una determinada estructura de significación”
(Grimson, 2001).
En palabras de Miquel
Rodrigo (1999), “podemos hablar de comunicación intercultural como la
comunicación entre aquellas personas que poseen unos referentes culturales tan
distintos que se autoperciben como pertenecientes a culturas diferentes.”
La comunicación puede ser
entendida como intercultural por dos elementos fundamentales: por un lado, por
la multiculturalidad propia del encuentro, pues las personas que se comunican
pertenecen a referentes culturales distintos y así se autoperciben; por el
otro, por el momento en que se alcanza la eficacia comunicativa intercultural
(o al menos, es lo deseable), es decir, cuando existe suficiente comprensión
mutua. Esta segunda idea se corresponde con lo que Rodrigo denomina “el
principio falso de la incomprensibilidad necesaria” (Rodrigo, 1999). La
siguiente es una propuesta de definición de la comunicación intercultural que
se plantea desde las perspectivas teóricas y conceptuales compartidas
anteriormente: la comunicación intercultural es la comunicación interpersonal
donde intervienen personas con unos referentes culturales lo suficientemente
diferentes como para que se auto perciban distintos, teniendo que superar
algunas barreras personales y contextuales para llegar a comunicarse de forma
efectiva.
En esta definición están
inmersos, ya sea de forma explícita o implícita, los siguientes elementos, que
podemos concebir como requisitos para la comunicación intercultural, a saber:
la autopercepción y heteropercepción de la diferencia; la disposición a la
diferencia; la búsqueda de comprensión mutua y entendimiento; la búsqueda de
estrategias para superación de obstáculos; la permanente actitud de negociación
de sentidos; el uso de modalidades diversas de comunicación (verbal, no verbal,
proxémica, etc.) que coadyuven a la superación de barreras, y, por último, la
conciencia de un fin común: la comprensión.
En el campo de la
comunicación intercultural existen dos grandes líneas de trabajo. Por un lado,
tenemos investigaciones sobre comunicación intercultural interpersonal, que
abordan “la comunicación interpersonal entre pueblos con diferentes sistemas
socioculturales, y/o la comunicación entre miembros de diferentes subsistemas
dentro del mismo sistema sociocultural” (Gudykunst y Ting-Toomey, 1988, citados
en Rodrigo, 1999); por el otro, están las investigaciones sobre lo que
podríamos llamar comunicación intercultural mediática o mediada, que se centra
“tanto en el tratamiento diferenciado de la información de un mismo
acontecimiento en medios de distintos países, como en los efectos que tiene un
mismo tipo de programa en cada país” (Blumler, Mcleod y Rosengren, 1992,
citados en Rodrigo, 1999).
En el primer rubro,
predominan los estudios sobre personas procedentes de distintos países (o
culturas en el sentido geográfico del término) y son menos en número, aunque no
por ello menos importantes, los estudios que ponen el acento en la diferencia
que es generada por otros aspectos como el género, la edad, la religión, la
preferencia sexual, etc. En el segundo rubro, predominan, además de lo dicho en
el párrafo anterior, investigaciones sobre la inmigración en los medios (y, en
general, sobre la construcción del otro, del extranjero, del diferente, etc.) y
también hay algunos estudios sobre el uso de los medios para favorecer la
comunicación intercultural.
Para Miquel Rodrigo (1999),
es deseable que los estudios sobre comunicación intercultural interpersonal y
sobre comunicación interpersonal mediada, se articulen de forma más eficaz. En
muchos casos, en el primer tipo de estudios se ignora el importante papel de
los medios de comunicación en los procesos de interculturalidad. En palabras
del autor, “no se ha insistido suficiente en que muchas de las imágenes e ideas
que tenemos sobre culturas remotas han sido suministradas por los medios de
comunicación.)
Sin negar la importancia de
los estudios sobre la comunicación intercultural mediada, en este ensayo nos
centramos en los procesos interpersonales de comunicación intercultural. Como
proceso interactivo, la comunicación permite llevar a cabo la
interculturalidad, la hace manifiesta, objetivable. Por otra parte, como
principio de contacto, la comunicación contribuye a la interculturalidad en
tanto que puede privilegiar (en contextos de negociación o conflicto) el
respeto entre sujetos. Como afirma Rodrigo (1999), “si aceptamos la idea
interaccionista de la cultura, toda cultura es en su base pluricultural. Es
decir, se ha ido formando, y se sigue formando, a partir de los contactos entre
distintas comunidades de vida que aportan sus modos de pensar, sentir y
actuar.)
Comprender las relaciones
interculturales en una situación práctica supone comprender la cultura de los
dos mundos en contacto. La comunicación se torna eficaz, logrando un grado de
comprensión aceptable para los interlocutores en la medida en que comparten
suficientemente las significaciones de lo que dicen. La búsqueda de la eficacia
intercultural conduce a crear competencia comunicativa y ésta a establecer
pautas asertivas que orientan la experiencia comunicativa hacia una experiencia
compartida. Por ello, el éxito o fracaso de la interacción dependerá, en gran
medida, de la familiaridad de los participantes con los antecedentes de su
interlocutor, las percepciones de las diferencias que los separan y la
reciprocidad del propósito. Sólo así, la comunicación pasará de ser un acto
individual con ejecutantes individuales a ser una experiencia compartida.
En síntesis, la
comunicación intercultural se realiza donde hay contacto entre dos o más
entramados diferentes de significados y sentidos, y cuando un grupo comienza a
entender, en el sentido de asumir, el significado y el valor de las cosas y
objetos para los otros. Esta última definición permite dar paso, para concluir,
a una breve reflexión en torno a lo que la Sociología Fenomenológica puede
ofrecer en aras de complejizar lo que entendemos por comunicación
intercultural.
/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\
Referencia bibliográfica
RIZO GARCÍA MARTA (2013). “La comunicación intercultural, o la comunicación y la interculturalidad
como fenómenos indisolubles”. En “Comunicación e interculturalidad. Reflexiones
en torno a una relación indisoluble” (34-36). Global Media Journal México: México.